Paradojas y exorcismos

Uno de los ejercicios mentales que muchas veces evitamos pero que, sin duda, es uno de los más interesantes, es el de exorcizar nuestros propios demonios. Todos vamos con ellos a todas partes, tal como nos acompaña nuestro 3 en 1 (ver post anterior), y no podemos negar su naturaleza oscura.
Nuestros demonios somos nosotros mismos, nuestros miedos, traumas, trancas, problemas no resueltos que se acomodan en nuestra conciencia, forjando nuestra existencia y manejándola a su antojo. Muchas veces nos paralizan, nos "seducen" a no seguir adelante, a no evolucionar (incluso a involucionar en muchas ocasiones) y a dejar de manifestarnos plenamente en la vida que nos ha tocado o que hemos elegido vivir.
Estos demonios son inevitables, pero a la vez, posibles de manejar. Si aprendemos a vivir con ellos y a utilizarlos en nuestro beneficio, su exorcismo sólo puede traer resultados positivos. El miedo al ridículo se pierde aprendiendo a reirnos de nosotros mismos; el miedo al fracaso, se pierde aprendiendo a ponernos de pie cuando caemos; el miedo al dolor, se aprende superando aquello que nos hace daño; el miedo a los demás, se pierde entregándonos por completo sin medir consecuencias ni calcular las posibilidades.
Muchos se cierran, por ejemplo, a amar para no sufrir; pero ¿qué sería del amor sin sufrimiento? El amor no es todo miel, néctar, querubines y música. El amor es luz y oscuridad, felicidad y tristeza, dolor y placer. Es más que nosotros mismos y mucho más que la suma de las partes. Es riesgo, miedo, confianza y certeza. Es una inmensa paradoja. Muchos dicen que la pereza es la madre de todos los vicios; en ese caso, el amor sería el padre de todos los sentimientos.
Cada vez que alguien me dice que siente miedo a fracasar en el amor, lo único que tiendo a decir es: arriésgate y sufre, que para eso vivimos y para eso estamos preparados. Nos podremos levantar una y mil veces porque nuestro corazón se recupera, lento o rápido, pero siempre sale adelante y siempre querrá volver a revivir ese sublime sentimiento. Sino, nuestra existencia sería un mero "yacer" y no una experiencia adrenalínica como debe ser.

0/Post a Comment/Comments

Artículo Anterior Artículo Siguiente