Nada más que un afortunado oportunista


Estoy leyendo "Harry Potter and the deathly hallows", el séptimo de la saga. Voy por la mitad y se pone cada vez más interesante. Ya le dedicaré unas palabras cuando lo termine, a ver que tal ha sido la experiencia. Pero vamos al tema que me interesa.

Esta tarde vi la película "El código Da Vinci", que nació de aquella inexplicable polémica surgida a causa de una novelita (pero reconozco que intrigante y entretenida). Pues igual que el libro: bien montada, que te mantiene interesado, pero sin mucho más que decir. Ni cambia lo que creo o pienso ni me hace dudar de nada.

Si la verdad es que no es ni tan transgresora ni tan polémica. Sólo es el excelente producto de una campaña de marketing que, gran parte de la Iglesia, alimentó sin mayor fundamento. El que crea, que lo haga; y el que no, también. Cada uno es libre de pensar lo que quiera. Pero darle bombo a un buen cuento policial no es muy inteligente, menos aún viniendo de aquellos que no lo leen porque lo creen casi satánico. Si lo hubieran dejado pasar, quizás habría sido un fenómeno editorial, pero menor, y no nos tendríamos que tragar las aún peores versiones sobre el misterio del Santo Grial, los evangelios de no se quién y los papiros de no sé donde.

Es que me cabrea pensar que voy a la librería hace al menos dos meses y, casi siempre, salgo con las manos vacías, intentando buscar un libro que me haga pensar, pero no en estupideces, sino que en cosas más interesantes. Si es que discutir si el papel del hombre o la mujer en la religión es o no más relevante o si la Iglesia Católica ha "conspirado" para tener lo que tiene, no es tema discutible: la historia se ha escrito así para el mundo cristiano y no hay nada que hacer. Verdad o mentira, la tradición histórica ha dibujado la realidad que tenemos actualmente.

Si de verdad las cosas se quieren cambiar, en vez de alejar a la gente cada día más de la religión cristiana con decisiones bastante poco acertadas -entiéndase por el regreso a las misas en latín, esa lengua tan extendida y dominada por todos-, lo que debe hacer la Iglesia es aceptar los cambios sociales, políticos y culturales, adecuándose a la realidad. Tampoco se trata de relajar sus preceptos ni ceder ante la presión externa, pero sí aceptar que su entorno evoluciona y no es el mismo de hace mil años, ni siquiera el mismo de hace 50.

La revolución, entonces, tiene que venir desde dentro, de las propias autoridades eclesiásticas, y no de escritores de segunda que, por un libro que tiene repercusión, se le eleva a las altas esferas de la literatura (seguro que Shakespeare o Cervantes se ríen allí donde estén) y se le presenta como enemigo de la religión, cuando no es más que un afortunado oportunista.

3/Post a Comment/Comments

  1. Anónimo00:55

    yo soy ,fui y seré de las que no lo han leido, no lo leen y no lo leerán porque tengo poco tiempo para leer y cuando lo hago necesito algo que me agrade y relaje y no un libro donde por muy novela que sea denostan a Jesús
    mamá

    ResponderEliminar
  2. Anónimo21:09

    la cuestión es que no denostan la figura de Jesús como predica la jerarquía eclesiástica; aun al contrario, dentro de ser ficción, la imagen que se da de Jesús es de un ser cercano, amigo y, ante todo, humano...

    ResponderEliminar
  3. Anónimo03:31

    totalmente de acuerdo con la necesidad de cambio profundo. En cuanto al libro, no lo leí. Ni vi la película.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente