El castillo, el muro y Berlín

Ya he vuelto de Berlín. Cuatro días de intenso viaje, muchas emociones, pasarlo bien, caminar, subir, bajar y disfrutar. Tengo los pies destrozados, pero feliz de que estén así. Y es que, como el destino que me tocó en este tour, todo ha sido de contrastes.

El viernes, después de trabajar hasta las 15, preparar las cosas del viaje, volar, llegar a Berlín, encontrarnos
con los otros 9 que se son sumaban y, de ahí, carreteras y caminos perdidos hasta el castillo, llegamos a eso de las 3:30 AM a nuestro destino, donde algunos ya dormían y otros, seguían de fiesta a la espera de los visitantes. Al poco rato, ya estábamos metidos en la cama y durmiendo, porque había sido muy largo el día.

El sábado, amanecí a eso de las 9:30 de la mañana, me duché y bajé al desayuno tipo buffet que nos habían preparado. Comenzaba a despertar el tropel llegado el día anterior y a aparecer los que venían el sábado para sumarse a la fiesta. En total: 120 personas, de múltiples nacionalidades, orígenes e idiomas. El castillo o palacete o casa grande, no estaba en las mejores condiciones, pero era un lugar agradable para pasar un par de días.

El resto del día fue entre café, frutas, cuscús, sandwiches y cosas que iban sacando a medida que pasaban las horas, esperando el gran evento que comenzaba a las 18 horas con una sorpresa. Mientras, nosotros preparábamos la sorpresa para la anfitriona y organizadora: Diana, que tras una labor titánica, pudo coordinar a todo el mundo para que todo resultara bien.

Dos paseos hasta el pueblo de al lado, con visita al ceme
nterio a la orilla de una iglesia incluido, nos mantuvo despiertos lo suficiente como para que no decayese el ánimo. A las 18, comenzó la juerga con "la sorpresa": un grupo de percusión nos hizo bailar un buen rato y comenzaba a calentar el ánimo de los presentes.

Luego, el gran buffet a la hora de la cena con mucha comida, barra libre y eventos varios entre plato y plato. El primer intermedio, fue para darle a Diana su sorpresa: en
tre todos, habíamos reunido una buena cantidad de dinero para que se comprase o un portátil o un IPhone... ya nos contará lo que ha hecho con él. Además, una alcancía con algún aporte para cubrir otra parte de los gastos que, según se comenta, han sido muy elevados.

Volvía la comida, más contundente y, acto seguido, actuación de un gru
po de rock, amigos de Diana (obviamente) que tocaron un buen rato. A partir de ahí, que ya pasaban de las 11:30, comenzó la sesión de DJ's y música para bailar. Como siempre, no se puede dar en el gusto a todos, pero estuvo bastante bien.

Yo aguanté hasta casi las 4 AM, pero siguieron hasta las 6. Al día siguiente, rápido desayuno y de camino a Berlín, que ya comenzaban a volver los primeros. Después de eso, nos fuimos al hotel (que ya eran casi las 5 de la tarde), a comer algo por la zona y a la ducha. Sin querer, nos dormimos hasta las 23 horas, por lo que el domingo fue más bien perdido, pero muy necesario. Los años pesan y ya no se tiene la misma marcha en las venas.


Lunes, paseo largo por la Karl Marx Alle, una de las avenidas representativas de la Alemania del Este, característica por su arquitectura de inspiración soviética y por sus monumentales edificios, que termina en la Alexander Platz con una torre de radio y televisión visible desde muchos puntos de la ciudad. De ahí, un autobús de turistas (había que aprovechar de tener una visión general de Berlín ante el poco tiempo de viaje) que nos llevó por los puntos más importantes de la ciudad. Así, nos quedamos con el gustillo y con ganas de volver (pronto).


Por la tarde, más paseos, terrazas y a quedar con el resto de la tropa que seguía en Berlín. Una cena en un restaurante turco que estuvo deliciosa y, para finalizar, una terracita en un barrio muy tranquilo, con unas tartas, muffins y "kuchenes", junto a una enorme taza de café con leche.

El resumen del viaje: muy interesante, muy entretenido, muy emocionante (ver restos del muro, vivir y ver parte de la historia europea del siglo XX, ver las diferencias entre una Alemania y la otra, no tiene precio... para todo lo demás, Mastercard) y, lo mejor, muy variopinto. Con muchas ganas de volver y disfrutar de Berlín con más calma. Me quedé con ganas de hacer un tour que te lleva por los edificios más importantes de la ciudad, pero según la época en que tuvieron relevancia, comenzando antes de la IIGM y llegando a la Post Guerra Fría. Queda pendiente para el próximo viaje.

Me reí mucho, lo pasé muy bien y simplemente agradecer a todos quienes hicieron de este viaje una grata experiencia.

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  1. Anónimo02:16

    me encantan tus relatos, los vivo y disfruto contigo asi que para que quiero ir yo. cuida tu tobillo

    mama

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  2. Anónimo02:59

    Tomas, me parecio muy interesante tu viaje, el compartir con muchas personas de diferentes paises y culturas, me alegro que hayas tenido esa oportunidad la que servira para tu futuro.
    Lucho

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