Desde los ojos de Pablo

Antes de la lectura comenté mis traumas con los micrófonos y las cámaras: los nervios me consumen, se me traban las palabras, me sudan hasta los huesos. Pero no, la realidad es que los nervios me sirvieron para sacar un toque de humor, para hacer reír al público, incluso para obtener un aplauso espontáneo.

Creo que los años como profesor, después de mi universitaria timidez, me sirvieron para redirigir esa tensión interna y canalizarla a través de un acto de comunicación cercano y liviano.

Sí, las flores son para mí, pero es que con la foto que ha hecho Pablo recordé lo cómodo que me sentí con el micrófono en la mano. Es otra faceta más de un yo nuevo que, día a día, descubro.

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  1. Anónimo17:17

    Tomás cuando se habla desde el corazón no importa los errores, los tropezones o las gaff, lo que importa es lo que tu esfuerzo significa para otros. Si no recuerda mi pánico, igual que tú , a micrófonos, público y demases y lo que ahora hago en la Iglesia, con o sin gente, con miles o pocas personas. Es el Interés final el que nos guía y el cariño que se ponga en cada uno de nuestros actos
    mamá

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