Lo grandioso y lo inmediato

Hoy no me inspiran ni la filosofía ni los grandes pensadores ni los comentarios vertidos con amor. Hoy la musa de mis palabras no es más que la cruelmente llamada "caja tonta". Pese a su vapuleada reputación y a un proceso autodestructivo permanente, todavía tiene cosas que decir.

No me inspiro en Ana Rosa ni la Ruleta de la Suerte ni Belén Esteban ni en los documentales. Me inspiro en una serie, una de las tantas de las que me he declarado fanático y de la cual me tocó ver ayer los últimos 3 capítulos: "Anatomía de Grey" o "Grey's Anatomy".

Fueron dos los mensajes que me llegaron profundamente:

1. Que un grandioso día comienza como cualquier otro y que no sabes que será un día grandioso hasta después de que se transforma en eso.

2. Que las cosas deben hacerse ahora, pronto, rápido. Porque la vida es demasiado corta y nunca sabemos cómo ni cuándo acabará.

Obviamente ellas cobran mucho sentido en un entorno médico y, más aún, en uno dramático. Tengo la suerte de no vivir en ninguno de los dos, pero la vida cotidiana nos hace sentir una seguridad que no tenemos asegurada. No tomamos riesgos ni saltamos de altos puentes. Eso no nos garantiza una vida larga y tranquila. Al revés, sí nos firma una vida plana y monótona.

La idea de que un día grandioso comienza como todos, me pareció de una trascendencia importante, además de extrapolable a muchas otras situaciones o personajes de la vida. Nunca sabemos cuando nuestras decisiones se transformarán en definitivas o redirigirán el curso de nuestra existencia. Nunca sabemos si al poner el pie fuera de la cama el suelo estará allí o si al girar en una esquina nos encontraremos un nuevo mundo delante. Nunca sabemos si conocer a una persona nos cambiará el orden de las cosas.

No tenemos nada seguro: el amor, la salud, el dinero, el trabajo, la fe; ni siquiera la familia. Pero seguimos empeñados en aferrarnos a todo aquello que nos brinde algo de estabilidad, una cuerda a la que agarrarnos en este continuo salto al vacío. No lo digo de forma negativa, porque esos puntos de seguridad son maravillosos y son los que nos permiten realizar nuestros sueños. Sin embargo, muchas veces es mejor dejarse llevar y soltar aquellas amarras que nos atrapan fuertemente, al punto de que muchas de ellas nos hacen unas heridas imborrables.

En cuanto a la idea de la inmediatez, de no dejar pasar el tiempo innecesario, ya se han dicho y escrito demasiadas cosas. Simplemente quiero agregar que si alguien tiene algo que decir o preguntar, que lo haga ahora. Quizás mañana podría ser demasiado tarde. Seguro que el otro nos lo agradecerá.

2/Post a Comment/Comments

  1. Tu texto de hoy me ha emocionado. Ya habíamos hablado de "Anatomía de Grey" y su profundidad, así que no descubres nada aquí, pero me ha encantado que saques esas dos conclusiones.

    Es cierto que no nos damos cuenta de que un día especial empieza como cualquier otro y que sólo a posteriori advertimos todas esas señales imperceptibles a priori. Yo le daría la vuelta a la rosca y te diría lo siguiente: ¿por qué no asumimos desde un principio que cada uno de nuestros gestos tiene consecuencias? Y teniendo esta certeza, ¿por qué no procuramos que esos gestos sean siempre positivos o, al menos, que tiendan hacia nuestro deseo, hacia lo que de verdad queremos que ocurra con nuestra vida?

    La segunda conclusión está entroncada con lo que acabo de decir y es que si asumimos todo eso, también querremos hacerlo lo antes posible y que nuestros deseos se cumplan así.

    Amigo mío, hemos hablado muchas veces sobre el descubrimiento de personas que nos cambian la vida. Quizá estamos muy reflexivos en los últimos tiempos sobre cuestiones así. Aunque ya lo sepas, no me canso de decírtelo: te quiero mucho, chiquitín. Y es una suerte que aparecieras en mi vida gracias a esa otra bruja azul, la señorita Sonia. Me gusta decir las cosas que siento...

    Muchos besos de color naranja y, por favor, sigue regalándonos textos así...

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  2. Anónimo16:31

    Cierto Tomás, la vida nos depara a diario muchas más cosas de las que uno puede pensar, solo hay que verlas y agradecerlas.No todos somos arriesgados (yo al menos no) pero la tranquilidad de mi vida es buena para mi, aunque seguramente no para otros. Pero hay que decir siempre a los demás lo que los queremos, porque un día puede ser muy tarde. Y hay que agradecer a Dios cada minuto de nuestra vida y pensar sobretodo que no somos eternos ni infalibles.
    Por eso y como siempre para ti y tus hermanos un
    te queremos muuuuuuuuucho y no quisiera que hubieran sido de otra manera.

    mamá

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