Masticando ideas

Llevo un par de años masticando una idea para un libro. No es nada original, pero me siento tentado por hacer un estudio general sobre el concepto del amor, desde una perspectiva global. Inicialmente, había pensado en referirme a los distintos tipos de amor: maternal, fraternal, platónico, prohibido, perdido, etc.; pero es probable que acabe en la repetición y en el lugar común.

Por supuesto, sin ánimo de profundizar en las razones, este proyecto se había ido quedando guardado en lo más profundo de mi disco duro. Es cosa arriesgada ponerse a hablar de amor sin sonar cursi o relamido. Y aún me faltan las herramientas para poder hacerlo con cierta perspectiva.

No obstante, desde hace unos cuantos días, he recibido ciertas señales que han reavivado este proyecto: una columna de Arturo Pérez-Reverte en la revista dominical del periódico ABC (http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=4347&id_firma=9230), un comentario en mi blog que dejó mi mamá ("la vida nos enseña a golpes a veces y hace cambiar nuestras propias ideas absolutas por otras donde esté sobre todo el Amor, y nos hace ver que aun los más equivocados para nosotros, tienen mucho que enseñarnos"), y la sensación de que una vida sin alguna manifestación de amor, es una vida incompleta.

Los individuos, hombres o mujeres, necesitamos desarrollar una expresión de amor. Algunos lo hacen a través de la pareja, otros de la maternidad/paternidad; otros, lo encaminan hacia la filantropía, la entrega, el servicio o la oración. ¿Es alguna de estas expresiones mejor que la otra? No, simplemente porque el amor no tiene más sentido que el sentido que cada uno le da a su propia forma de manifestarlo.

Después de haber hecho una lista larga sobre las posibilidades del amor, he llegado a la conclusión de que el amor -o Amor con mayúsculas- es solamente uno, el que soy capaz de entregar. Qué más da hacia qué o quién vaya dirigido. Creo que lo importante es que sea gratificante, cálido, que sirva de apoyo al otro y que, ojalá, sea recíproco.

Hace un tiempo -y vuelvo a citar a la jardinera del post de ayer- discutía con una amiga sobre el estado máximo del amor. Ella decía que era el "amar sin esperar nada a cambio". Yo no lo veo así. Lo siento. Soy más humano que espiritual, más egoísta que desprendido. Prefiero amar y ser amado. Pero no es una cosa de "si yo te amo, entonces tú me amas", como forma de competir con el otro. No, es simplemente que no hay nada más maravilloso en el mundo que sentirse amado, sin que nada más importe.

2/Post a Comment/Comments

  1. Anónimo17:09

    Tomás estoy de acuerdo contigo en cuanto a que el amor sin esperar nada a cambio, no es el ideal. Hay que esperar que la otra parte te de amor porque si no se agota. Un amor que no es compartido, que no crece alimentado de todas las pequeñas y grandes cosas que son parte del amor, no funciona.SE TERMINA. Pienso que solo el Amor de Dios no espera nada a cambio, solo que lo amemos.
    Me parece fantástico lo del Libro, espero que al fin realices otro de tus sueños
    Nuestro amor por ti a pesar de la distancia no disminuye pero se nutre de todo lo que hablamos y escribimos
    te queremos muuuuuuuuucho
    mamá

    ResponderEliminar
  2. Tu público (que básicamente es gente que te quiere) está expectante ante un libro como ése. Tú, que eres tan grande porque estás llenito de amor para dar, eres la persona idónea para escribirlo.

    Sabes que me nutro cada día de ti y de las millones de conversaciones que tenemos. Gracias, una vez más.

    Un beso enorme, chiquitín

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente