Bitácora de viaje (IX) - Día 8: Manhattan - Top of the Rock - Fifth Avenue - Grand Central - Ground Zero - Tao (09/10/2009)

El día comenzó pronto y desde las alturas: después del punto de encuentro nos fuimos caminando hacia “Top of the Rock”, lo más alto del Rockefeller Center. Sin saberlo era el lugar de origen de una de las fotos que seguramente todos hemos visto, pero no conocíamos el sitio donde había sido tomada. Después de comprar el ticket y pasar por seguridad, coges el ascensor hasta la planta 74, trayecto que debe tardar unos 30 segundos o poco más, en lo que parece una “lanzadera espacial”: impresionante. Sales a la terraza del edificio y te encuentras con unas maravillosas vistas de Nueva York, en todo su esplendor. Tienes el Empire State al frente y Central Park visto en toda su extensión. Lugar perfecto para sacar fotos y disfrutar de una visión de 360º de toda la isla de Manhattan, además de las zonas al otro lado del río.

Después de estar unos 40 minutos por ahí y ver aviones pasar muy cerca (sí, el 11-S todavía está muy próximo, aunque es entendible teniendo 3 aeropuertos en la ciudad y uno de ellos –La Guardia- a muy poca distancia), decidimos volver a tierra firme y dar un paseo por la Quinta Avenida que, tal como hemos visto muchas veces en cine o televisión, está llena de tiendas y turistas y más tiendas y más turistas. Aprovechando la cercanía nos acercamos hacia Grand Central, una estación de trenes que tiene un inmenso hall y que es bastante bonita de ver. Pero como el tiempo ya jugaba en nuestra contra, había que continuar con el paseo y las compras.



Vino la experiencia de la tienda “Big & Tall” donde pensé encontrar toda la ropa que necesitaba. Pero no, tampoco. Resulta que soy extremadamente obeso para las tiendas “normales”, pero demasiado “pequeño” o no lo suficientemente gordo para las tallas grandes. Yo todo convencido (intercambio de ideas incluido con el hombre que me atendía) me probé una camisa 2XL y resulta que no solamente cabía yo dentro, sino que podría haber montado un circo con público y todo.

Al poco vi a dos hombres que entraron a comprar y me di cuenta de lo que realmente era ser big & tall: medían más de dos metros (seguro) y de ruedo, parecían una rotonda. En fin, que al menos me ayudó algo al ego al saber que todavía queda en el mundo gente más grande que yo, cosa que no se siente muy a menudo (menos cuando vas al médico y sin pesarte ni medirte, escribe en una hoja que padeces de obesidad mórbida… pero eso es parte de otra historia).

Finalmente salí de ahí con un par de pantalones y nada más (además de mi habitual dolor de pies esos días). Pero no me daría por vencido. Después de dar algunas vueltas por los alrededores, pasar por la Design Store del MOMA (imperdible), decidimos irnos hacia la Zona Cero, el paseo que había quedado pendiente el día anterior. Decepción la nuestra al ver que está todo vallado y que sólo veíamos la parte superior de las grúas que están trabajando en la reconstrucción del lugar. Entonces, para pasar las penas, había que ir a uno de los mejores destinos para los consumistas: “Century 21” una tienda outlet frente a Ground Zero, llena de geniales ofertas, donde finalmente me compré camisas, calcetines, cinturones, ropa interior, una chaqueta, camisetas y no me compré un abrigo gris por un par de centímetros. Claro está que tuve que comprar una maleta para meter todas las compras y todo muy, muy barato.

De ahí, el destino fue volver a casa a dejar la maleta llena de las nuevas adquisiciones y prepararse para una cena “elegante” a la que David nos había invitado para celebrar su nuevo trabajo. El restaurante se llamaba “TAO”, un asiático en la calle 58, entre Park y Madison Avenues, con un inmenso buda, una decoración impecable, una atención exquisita y un menú de lujo. Lo cierto es que la comida no era tan cara como era de esperar, pero seguro que hay opciones más baratas en la ciudad.

Estaba todo delicioso y la compañía fue inmejorable: además de los 4 que quedábamos en ese momento (David, Nacho, Ivor y yo), conocimos a unos amigos de David que viven en NY (Bryn y Adam) que resultaron ser encantadores y una grata compañía. Muy buena cena. Buscamos un lugar para tomar algo, pero después de andar un buen rato en uno no nos dejaron entrar por no llevar chaqueta y corbata, y al llegar al siguiente decidimos repartirnos y volver a casa, porque ya habíamos andado lo suficiente durante el día y todavía nos quedaba un día y medio de paseo continuado.

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  1. Anónimo14:34

    Piso 74 HORROR DE HORRORES,con suerte la habría mirado de abajo.
    Que valientes y no me hables de la rapidez, habla de estar en una Torre de Babel .
    Menos mal que ya regresaron pue yo estoy AGOTADA con el viaje. No salgo mas con uds.
    ja ja ja
    Mamá

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  2. Anónimo16:01

    Tomás me tienes agotado con tanto caminar, me recuerdo tu tobillo malo y me duele a mí el sólo pensar como estarías, todo ese caminar por Manhattan y la gran avenida, Central Park y otros, pero a pesar de todo ello, era tu sueño llegar a Nueva York y es lo que vale.
    Me alegro por tí hijo porque este viaje lo has disfrutado igual que la ida a Italia. Porque hay sueños y recuerdos de familia.
    Un Abrazo Lucho

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