Miedo a la "anormalidad"

Llevo más de 24 horas sin voz y pese a que mi día ha transcurrido sin problemas, me doy cuenta de que no estoy en mi zona de confort. El simple hecho de no poder articular palabras como de costumbre, me provoca una serie de reacciones de autocensura: no entrar a una tienda, no subirme a un taxi, etc., cuestión más que absurda teniendo la posibilidad de escribir o de señalar lo que quiero. Pero es así, nos sacan de nuestra acomodada cotidianeidad y no somos los mismos.

Ya me ha pasado en algunos viajes a lugares donde no controlo el idioma. Recuerdo una discusión con el chico de la caja en una tienda en Blackpool cuando no podíamos entendernos respecto al hecho de pagar con Visa y enseñarle mi tarjeta de identidad. Él buscaba algo que explicase la tarjeta con mi foto que yo le mostraba (cliente frecuente, descuento perpetuo...) y yo, desafiante, me ponía casi a gritarle en inglés que si tenía algún problema con la identificación. Si eso me pasa en algún lugar donde el idioma o la cultura me resulten más cercanos, seguro que se soluciona en dos segundos.

El hecho de perder el control es algo que me pone en alerta. No digo el tener que controlar todo, sino que el ceder cierta cuota a la aventura, al riesgo. La verdad es que es difícil de explicar, porque luego hay ciertas aventuras a las que no les tengo miedo.

Pero no quería ir por ahí, sino comentar las dificultades a las que están sometidos en el mundo "normal" (concepto que cada día odio más) quien no son considerados "normales". Hace un par de meses, estuve preparando una serie de reportajes con una amiga sobre temas de discapacidad y estuvimos buceando en una serie de experiencias, historias, dudas y comentarios al respecto, que nos dieron una idea general de lo que era ser distinto a los demás en cuanto a ciertas habilidades físicas o sentidos. Pendiente, eso sí, quedó vivir una de esas experiencias en carne propia y desde un ángulo distinto.

En fin, que voy soltando cosas porque extraño escribir a diario en mi blog. Quiero decir tantas cosas que me voy bloqueando solo. Pero tendrán que ir saliendo y, estoy seguro de ello, que vendrán tiempos mejores para mí, que me permitan dedicarle más tiempo.

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