La insoportable levedad del ser (humano)

Muchas veces he expresado mi inevitable tendencia a la vergüenza ajena y la molestia profunda que me provoca la estupidez, no en todas sus expresiones, porque todos somos un poco estúpidos, sino en la pretendida y vanidosa inteligencia estúpida. Sí, odio a los que van de listos o de super inteligentes mega cool.

Hoy, sentado en un restaurante chino de barrio, coincidí con una parejita así. Ella era la máxima representante de la estupidez. Entró hablando en un tono de voz muy alto, teniendo en cuenta el decoro y las buenas costumbres. Se sentó, tratando con algo de desprecio al camarero chino que los atendía y vino el gran momento.

Mirando el menú se le ocurrió preguntarle al camarero si tenían Wan-tun frito. La verdad es que nunca he sabido como es la palabra original porque lo he visto de mil maneras: Wantan, Wantun, Wan-tun, Won-tun, etc. Son las masas fritas con un mínimo relleno. Están ricas. Pero ese no es el punto. Ella, con todo su desparpajo, le pide al camarero el dichoso plato y él no le entiende (por lo cual imagino que se pronuncia de cualquier otra forma). Y ella, que no se corta, le dice con voz despectiva: Wan-tún. ¿No lo conoces? Wan-tún. Y lo comienza a deletrear: W - W - O - O...

Y comencé a reírme de su ligereza mental. Mira que, como decía antes, no sé cómo se escribe, pero ella tenía menos idea todavía o era insufriblemente tonta. Vaya par de huevos para hacer un papelón como ese y para enseñarle a un autóctono su "cultura". Menuda pieza.

A partir de ese momento, intenté desconectar. La vergüenza ajena se me había subido a la cara y preferí hacer la vista gorda, taparme los ojos (al menos para mirar a la mesa de al lado) y seguir con mi café y el cigarro que lo acompañaba.

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  1. Anónimo01:29

    ja ja ja buena Cucho,y eso que no había leido las reglas de la Academia.

    Mamá

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