¡Cuánto hijo de puta suelto!

Voy a hablar de un aspecto del tema del día en España -la ausencia de los controladores aéreos de sus puestos de trabajo-, pero desde un punto de vista que me resulta más llamativo: las condiciones laborales y la importancia que ha adquirido esa profesión.

No me voy a detener en las causas, desarrollo y consecuencias de este hecho, ni de las millonarias pérdidas que ya asumen las aerolíneas y el sector turístico, justo en uno de los "puentes" (fines de semana largos) más importantes del año, por varias razones: no estoy al tanto de los detalles y el resto de la prensa ya lo está haciendo.

Pero voy a recuperar algunas palabras que una sufriente controladora aérea soltó en el Telediario de TVE al mediodía. Se quejaba del estrés y de la presión a la que se enfrentan, de las malas condiciones laborales, de unas jornadas agotadoras, entre otras cosas, mientras sollozaba sin lágrimas y en una actuación poco convincente.

Para empezar, el sueldo medio -según informes internos de AENA, la entidad aeroportuaria española- de estos trabajadores ronda los 350.000 euros al año por unas 1.700 horas trabajadas, muchas de ellas extraordinarias lo que explicaría sus altos sueldos (unas 35 horas semanales, dentro del parámetro normal, entre 35 y 40 horas que se trabaja a la semana en jornada completa).

No obstante, su sueldo es infinitamente superior: un teleoperador en jornada completa cobra 15.000 euros anuales; un técnico de procesos internos de una empresa de telecomunicaciones, puede cobrar 25.000 €; un director de estudios de mercado puede rondar los 100.000 € anuales; un ingeniero en un puesto directivo, puede cobrar 140.000 €. ¿Vemos la diferencia?

Y aquí viene el centro de la discusión: la importancia que tiene el trabajo que realizan. Sí, indudable. Pero como valor laboral, tiene la misma relevancia que el que realiza un médico, una enfermera, un barrendero, un periodista, un ingeniero de caminos, un ministro, un actor o un conductor de autobús. Todos dedican tiempo y esfuerzo a estudiar, prepararse y trabajar. La responsabilidad que acompaña el cargo, si bien es algo a tener en cuenta, no debe magnificarse a límites estratosféricos. Los pilotos de aeronaves tienen una altísima responsabilidad y seguro que no llegan a cobrar esas cantidades.

Hagamos un ejercicio: imaginemos un día sin médicos o sin conductores de autobús. Incluso un día sin periodistas y, por lo tanto, sin nada de información. Es más, imaginemos un día sin barrenderos o recogedores de basura. Y sin ánimo de abusar, imaginemos un día sin ningún centro de atención al cliente (call center) disponible. ¿Caos? Seguro que habría un problema grave en cada una de esas posibilidades, cada uno muy particular.

Cada persona o la gran mayoría, al menos en este país, tiene la posibilidad de elegir un trabajo, una profesión. No vamos a entrar en las historias particulares, porque no acabamos nunca. Pero, de una forma u otra, existen opciones. El que ha elegido ser controlador aéreo, médico, dentista, podólogo, electricista o profesor, ha pasado por un proceso de formación adecuado para desempeñar su labor, más o menos difícil según se mire y según las propias capacidades, pero eso no da pie a las ya de por sí injustas diferencias salariales y laborales que existen en el mercado. No existen trabajos más importantes que otros, porque todo es parte de un entramado social y económico que nos hace depender a unos de otros.

Sí, entiendo que el trabajo de un controlador requiere de mucho cuidado y tiene un alto nivel de estrés, pero no creo que sea mayor o muy distinto al de cualquier otro trabajador que se enfrenta a una situación complicada en su entorno laboral. Cada uno tiene sus propias preocupaciones y problemas, y los asume o soluciona de la manera que pueda. Pero escudarse en eso para poner en jaque a todo el sistema de transporte aéreo no solamente español, sino de buena parte de Europa y América; provocar pérdidas económicas a familias, personas y empresas en un fin de semana importante en cuanto a planes y desplazamientos, no tiene sentido ni justificación.

Señores y señoras controladores aéreos, si no les gusta su trabajo, la puerta es ancha y habrá mucha gente dispuesta a ocupar su puesto y, sobre todo, a cobrar sus nóminas. Me parece que están en todo su derecho de negociar con quien sea necesario un convenio colectivo, unas condiciones laborales adecuadas y todo lo que quieran, pero no a exigir de esta forma un cambio. Ahora, si no lo habían pensado, no sólo tienen al Gobierno en contra, sino que a buena parte de la sociedad.

Su trabajo es importante, no lo dudo, pero no más que el mío o el de cualquier otro ciudadano. Y si quieren adoptar una posición de víctma, siéntense un día a trabajar en un call center y luego me cuentan qué les parece su actividad. Que para hijos de puta hay muchos más al otro lado del teléfono que pilotando un avión o en una mesa de negociación con el Gobierno.

Si creen que es estresante controlar el espacio aéreo los invito a un departamento de reclamaciones o a uno de recobros durante una semana de 40 horas, en las condiciones en las que se trabaja y cobrando la miseria que se cobra. O a limpiar la mierda de todos aquellos que se sienten superiores. O a levantar la redacción de un medio impreso. Verán que, si bien puede ser un estrés diferente, no deja de ser una sensación similar. Y en esos sitios sí he visto lágrimas de verdad y no sollozos secos.

Así que, cierre la puta boca o piense bien antes de abrirla. Y, sobre todo, ábrala sin jodernos la vida a los demás, que para eso ya hay otros muchos que lo están haciendo casi gratis.

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  1. Anónimo19:33

    Ese es mi niño
    Mamá

    Si dices saco de hue.... entienden???????????????

    mamá

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